La Tierra Larga, de Terry Pratchett y Stephen Baxter

Cruzadora

Cómo hacer tu propia cruzadora ^^

1916. El soldado Percy Blakeney recibe el impacto de un obús en una trinchera francesa. Despertará envuelto por el canto de los pájaros en un entorno pacífico, donde han desaparecido el barro y la metralla de la guerra. 2015: la ciudad de Madison, Virginia, en Estados Unidos. La agente de policía Monica Jansson investiga el incendio en la casa de un extravagante científico que ha desparecido sin dejar rastro. Algunos lo tildan de loco, otros lo consideran muy peligroso. Entre los escombros, Monica descubre un curioso mecanismo compuesto de una caja, una serie de cables… y una patata. Se trata del prototipo de un invento que cambiará para siempre nuestra manera de ver el mundo. La Tierra Larga narra la fascinante y divertidísima historia de un viaje de exploración hacia los confines de nuestro universo, y de un nuevo comienzo para la humanidad.

A quien le guste Terry Partchett desde luego no le va a decepcionar (a Baxter la verdad que no lo conozco). Una novela entretenida, que a pesar de las implicaciones científicas y filosóficas, es  fácil de entender. La verdad que el concepto en sí me gustó mucho, la idea de los mundos paralelos, infinitos y en principio deshabitados pero llenos de animales y plantas que han evolucionado a su manera, la relativa facilidad para moverse por ellos, las disputas entre cruzadores (que viajan usando una «cruzadora»), cruzadores naturales (que no necesitan nada para moverse entre mundos) y fóbicos (que directamente no pueden viajar de ninguna manera), y las implicaciones que puede tener esto tanto a nivel individual como para grupos y gobiernos. Eso si, durante el viaje que nos narran el paso de mundo en mundo puede ser bastante tedioso en esta primera parte, donde no profundiza demasiado en ninguno de los mundos (la de historias que pueden salir de ahí pueden dar para muchos libros) y le falta un clímax, una acción, un algo… en definitiva, la historia en sí es buena pero le falta algo de «chicha». Esperemos que quede solucionado en los siguientes libros, ya os contaré.